Elimina la procrastinación y mejora la productividad en el estudio
La clave para cambiar tu realidad reside en conocerla, y si no sabes las reglas del juego, ganar será una misión imposible. Es por eso que el contenido de hoy es de vital importancia, porque te hará cobrar conciencia de tu realidad y te ayudará a darte cuenta de tu productividad real a la hora de estudiar. Porque no nos engañemos, muy probablemente tú seas un procrastinador profesional, y aunque puede que no te identifiques demasiado con la palabra tan rara como es "procrastinar", seguramente hayas caído en sus redes hace mucho tiempo.
¡Pero no te preocupes! Estás en el lugar correcto para solucionarlo
Recuerdo perfectamente que en mi casa era la trampa en la que caía día sí y día también cuando llegaba a casa después de clases. Siempre decía lo mismo: "Y me pongo a estudiar". Sin embargo, cuando comía, siempre ponía en Los Simpson y era la excusa perfecta para mantenerme adherido al sofá. Más tarde, cuando los capítulos habían acabado, me decía que estaba demasiado cansado como para estudiar o hacer los deberes. Por lo tanto, me intentaba autoconvencer de que después de 15 minutos sí que me pondría a estudiar, y esto se convertía en un bucle. Quince minutos después, decía "¡ya va!". Y a los 15 minutos, adivina qué pasaba: que lo postergaba otros 15. Un desastre. Esto lo mantenía hasta que llegaba a un umbral en el cual ya era imposible hacer nada, porque tenía que irme a entrenar. Y evidentemente, después de entrenar, iba a ponerme a hacer otra cosa. Un desastre total.
Pero ojo, porque esto no solo ocurría con los estudios, sino que más bien era algo que me acompañaba a lo largo de prácticamente todas las tareas de mi juventud. Haciendo subir los palos de esquí y ahora ¿ahora? ¡ahora! "Ahora va siendo hora de que recojas la cocina". ¿Dónde está la escoba? Sí, sí, sí, sí. Ahora, ahora, ahora. En un minuto, mamá. Si sientes que este patrón de comportamiento inunda tu vida, déjamelo en los comentarios.
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Si todavía crees que esto es algo que no va contigo, olvídalo. Un estudio realizado por la Universidad de Vermont publicado en 1984 reveló que el 46% de los estudiantes tendían a procrastinar sus trabajos de clase y hasta un 30% lo hacían a la hora de estudiar para sus exámenes. Además, un 65% indicó que les gustaría solucionar este problema a la hora de realizar trabajos, el 62% a la hora de estudiar para los exámenes y el 55% a la hora de hacer los deberes semanales. Otro estudio realizado en 1992 mostró cómo 52% de los estudiantes encuestados tenían una gran necesidad de atajar este problema, ya que se estimaba que entre el 80 y el 95% de los estudiantes universitarios tenían este mismo problema.
Pero, ¿qué pasa en nuestro cerebro cuando procrastinamos?
Tenemos claro que el problema es que tenemos un deber, tarea u obligación que siempre evitamos. Pero, ¿por qué hacemos esto? Realmente hay un montón de teorías que pretenden responder a esta pregunta. Por ejemplo, si atendemos a Bruce Tackman, Tenis Abril y Dennis Smith en su libro "Learning and Motivation Strategies", destacan que tú podrías procrastinar una tarea por una de estas 15 razones:
- No sabes lo que tienes que hacer.
- No sabes cómo hacerlo.
- No quieres hacerlo.
- Te da igual hacerlo.
- No te da igual cuando hacerlo.
- No tienes el ánimo suficiente como para hacerlo.
- Crees que trabajas mejor bajo presión.
- Crees que puedes terminarlo en el último minuto.
- No tienes motivación para comenzar.
- Olvidas que tienes que hacerlo.
- Le echas la culpa a que te encuentras mal.
- Esperas al momento perfecto para hacerlo.
- Necesitas tiempo para pensar en la tarea.
- Retrasas la tarea para hacer otra diferente.
- Tienes el hábito de dejarlo todo para el final.
Como ves, seguramente hayas atendido a una de estas razones, aunque yo diría excusas y de las baratas, cuando decidiste pasar de hacer esa tarea que tanto llevas pendiente en tu lista. Sin embargo, yo creo que esto que acabamos de ver no explica el porqué real, sino más bien es una justificación. Me explico, a estas alturas espero que sepas que tu cerebro solo sabe de placer y dolor, ¿verdad? Pues lo que yo creo que pasa en estos casos es que el placer que nos supone distraernos con cualquier otra cosa y postergar aquello que debemos hacer es muy superior al dolor que nos supondría hacerlo. Por eso no lo hacemos y decidimos postergarlo en el tiempo.
Pero claro, nuestro cerebro no procesa esta información de manera consciente, sino que necesita justificarlo de alguna manera, lo que se conoce como autoengaño. Por eso te levantas al baño justo a los dos minutos de haberte sentado a estudiar, o meriendas, o ya más a tu padre para decirle que el gato te mira raro, o espontáneamente te pones a hacer algo que antes también posponías, pero que ahora resulta más divertido. Cómo limpiar la vida sí son. En definitiva, haces lo que sea con tal de no ponerte a estudiar.
Y aunque creo que casi todos los puntos que hemos visto anteriormente no explican el verdadero porqué de procrastinar, sino que más bien pienso que son justificaciones, sí que hay uno al que debemos prestar especial atención, y es el número 15: procrastinar porque tienes el hábito de dejarlo todo para el final.
¿Qué pasa en tu cerebro?
Acaso no te ha pasado la típica de dejarlo todo para el final. Y esto lo explica la Ley de Parkinson. No, no tiene nada que ver con la enfermedad, sino con Cyril Northcote Parkinson, un historiador inglés que en 1957 anunció su propia ley. Atendiendo a una extraña correlación que le llamó poderosamente la atención, llegó a la siguiente conclusión: cuanto menor era la carga de trabajo, mayor era la cantidad de empleados.
Según él, "el trabajo crece hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización". Hay un proverbio inglés que muestra el reconocimiento general de tal hecho: "el hombre más ocupado es el que tiene tiempo de sobra". Así, una anciana ociosa puede perder todo el día en la tarea de redactar y enviar por correo una tarjeta postal para su sobrina. Se pasará una hora buscando la postal, otra buscando sus gafas, media hora buscando la dirección, y 20 minutos en decidir si llevar o no el paraguas para ir hasta el buzón de la calle de al lado. El esfuerzo total que a un hombre ocupado le llevaría tres minutos puede así dejar a otra persona postrada tras una jornada de dudas, angustias y esfuerzo.
Leyes de Parkinson |
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El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización. |
El tiempo dedicado a cualquier tema es inversamente proporcional a su importancia. |
Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos. |
La primera ley ya la hemos hablado, ¿verdad? ¿O acaso no te suena eso de calcular el tiempo que vas a emplear en estudiar? ¿Que te vas a levantar una hora antes para estudiar lo que entra en el examen de mañana que todavía no has mirado? Sólo lo hacía yo, por cierto. La segunda ley también es muy interesante, sobre todo si estás opositando. Dice que el tiempo dedicado a cualquier tema es inversamente proporcional a su importancia. Y teniendo esto en mente, ¿de verdad te pasas gran parte de tu tiempo en foros y chats que no sirven para absolutamente nada y que lo único que hacen es marearte con cosas como si el examen va a ser en esta fecha o en esta otra, si un sargento de la academia tal dijo que habían reservado las clases en la universidad Pascual y que el examen iba a ser cuando él dice, o que el temario de no sé qué academia es mejor y el que tú tienes es una patata? ¿Hablo de ti? ¿Estás gastando tu preciado tiempo en cosas como esta que te aportan poco o nada? Sin embargo, ¿cuánto tiempo has dedicado a entender de verdad cómo funciona tu cerebro a la hora de memorizar? ¿Cuánto tiempo has dedicado a estudiar cómo rendir al máximo bajo presión, cómo memorizar leyes en tiempo récord o cómo fomentar tu imaginación?
Mucha gente dice que no tiene tiempo para eso, y precisamente esto pone de manifiesto que esas personas están cumpliendo con la segunda ley de Parkinson. Por supuesto, espero que si estás aquí seas de los míos y estés invirtiendo tiempo, que no gastándolo, en afilar tu hacha lo máximo posible. De corazón, deseo que sepas diferenciar lo verdaderamente importante de lo banal, tomando acciones inteligentes. Algo tan sencillo como suscribirte a este canal y activar la campanita de notificaciones, aprovechando y estudiando cada una de las Turbo Píldoras que te ofrezco de forma completamente gratuita para que consigas tus objetivos de una vez por todas.
Y por último, la tercera ley de Parkinson trata tus finanzas personales y te va a ser muy fácil de comprender con esta simple pregunta: ¿acaso no gastas más cuanto más ganas? Entonces, ahora que tienes todas las cartas sobre el tapete, que sabes que eres un procrastinador profesional, que sabes que la razón real por la cual haces esto es porque tu cerebro solo sabe de placer y dolor, y que sabes que las tres leyes de Parkinson juegan un papel fundamental en tu vida, ¿qué puedes hacer para incrementar tu productividad y poner fin de una vez por todas a todo esto?
Muy fácil: sigue estos pasos
Paso número 1: divide tus objetivos al mínimo detalle. Cuando tienes que ponerte a estudiar para un examen y te pones delante de tus apuntes, lo más normal es que toda esa maraña de papeles te visualice el mero hecho de ponerte a estudiar. Tu cerebro recibe muchísimo dolor al pensar que tienes que estudiar 20 o 30 temas para el examen. Sin embargo, lo que te recomiendo que hagas a partir de ahora es centrarte en objetivos ridículamente pequeños, como un punto de un tema o incluso memorizar dos o tres párrafos. Si ya te estoy leyendo y diciendo cosas como "Pero bueno Jorge, ¡no sea ridículo!, ¿cómo voy a pensar en memorizar solo dos párrafos? ¡Para eso no hago nada!": adelántate y te respondo. Algo que respondió uno de mis maestros a una de sus alumnas es totalmente válido en este caso: "¿Qué hábito decías incorporar a tu vida?" - "Me gustaría poder salir a correr tres veces por semana". Y él le respondió: "¿Y qué me dices de hacerlo una vez a la semana?". La alumna contestó: "Una vez a la semana no sirve para nada". Él le dijo: "Exactamente. Prefiere fantasear con la idea de ir a correr tres veces por semana que de correr realmente un día a la semana". Y en nuestro caso, es lo mismo, pero aplicado a los estudios. ¿No será mucho mejor memorizar perfectamente solo tres párrafos que pretender que estudias, leyendo por encima, todo un tema sin retener absolutamente nada del mismo?
Paso número 2: establece fechas concretas y puntos de control. Es necesario saber en qué punto te encuentras en cada momento para poder hacer ajustes e ir optimizando tu estrategia en base a tu rendimiento. Esto es algo que yo personalmente utilizo en mi día a día, porque recuerda que todo lo que hablamos aquí en Turbo Memory no solo es aplicable a los estudios, sino que tiene unos usos increíbles en el resto de áreas de tu vida. Una de las claves que más me ayudaron a pasar de pesar 103 kilos a 85 fue tener que cumplir objetivos claros en unas fechas concretas, junto con el establecimiento de puntos de control que me permitían saber si lo estaba haciendo bien, mal o si podía mejorar el proceso. En este caso, mi objetivo era perder 15 kilos, y como era un objetivo demasiado grande, puse en práctica el paso número 1 y me propuse el objetivo de perder medio kilo a la semana. Una vez hecho esto, fui estableciendo puntos de control que me permitirían ajustar mi alimentación y entrenamiento. Por ejemplo, me proponía un peso y una buena apariencia en una fecha indicada. Llegado el día, me pesaba, me sacaba fotos, iba al nutricionista y comprobábamos el progreso. Esto lo que hacía era darme un chute total de motivación o una bofetada de realidad, y fuera como fuera, las dos variables me potenciaban para seguir en el camino y alcanzar mis objetivos.
Paso número 3: vincula la acción al placer. Tu cerebro no es tonto y puede que las ganas es una vez, pero dos no. Es decir, si cuando le dices a tu cerebro "venga, voy a estudiar una hora más y después me voy a correr o tomar un café con María", y al conseguirlo en lugar de hacer lo que le prometiste te flagelas con "estudiar una hoja más"... estarás asociando estudiar con un dolor increíble. Pues no te estás dando el premio que efectivamente te has ganado. Por eso, debes aprender a festejar las pequeñas victorias y asociarlas a algún tipo de premio. No digo que te vayas a comer langosta todos los días que memorices un tema, pero sí que puedes hacer algo especial. Como dar un paseo con esa persona que llevabas tanto tiempo sin ver por culpa del estudio, darte un capricho comiendo después de estar toda la semana a dieta, tomarte un vino, ir a un spa para darte un masaje, y un sinfín de premios más que se me ocurren. De esta manera, estarás creando un vínculo muy poderoso en tu subconsciente: estudiar igual a placer, rompiendo por completo con el vínculo tan negativo que muy probablemente tengas creado: estudiar igual a frustración, dolor, decepción, soledad, etcétera. Esto no ocurrirá de la noche a la mañana, pero te garantizo que si empiezas a aplicar este principio desde ya, muy pronto empezarás a ver el estudio con otros ojos. Te empezará a gustar, comenzarás a disfrutarlo, te premiarás. Y si aplicas todas las Turbo Píldoras de este canal, verás cómo empiezas a memorizar mucho más rápido, en menos tiempo. Lo que hará que te guste más y empieces a entrar en un círculo de superpotenciador de estudio. El contenido que subo a este canal es y sinceramente creo que cada Turbo Píldora, desde la primera hasta la última, vale su peso en gigas. En otras palabras, solo con visualizarlas y ponerlas en práctica, te será más que suficiente para aprovechar el efecto compuesto y potenciar tus capacidades.
Espero que hayas disfrutado de este artículo y que apliques estos consejos en tu vida diaria. Recuerda que la clave para cambiar tu realidad está en reconocer tus patrones de procrastinación y tomar acción para enfrentarlos. No te rindas, tú puedes lograrlo. Si te ha gustado este contenido, te invito a que explores otros artículos relacionados en nuestro blog infocivica.org. ¡Te esperamos con más consejos y recursos para potenciar tu productividad y alcanzar tus metas!
Preguntas frecuentes
A continuación, resolvemos algunas dudas comunes sobre la procrastinación:
- ¿Es normal procrastinar?
- ¿Por qué procrastinamos?
- ¿Cómo puedo vencer la procrastinación?
- ¿Qué puedo hacer si sigo procrastinando?
Sí, es algo común y muchas personas lo experimentan en ciertas áreas de sus vidas.
Hay diversas razones que pueden llevarnos a procrastinar, como la falta de motivación, el miedo al fracaso, la falta de planificación, entre otros.
Es importante reconocer las causas de tu procrastinación y encontrar estrategias que te ayuden a mantener el enfoque y la motivación. Algunas técnicas incluyen dividir las tareas en pasos más pequeños, establecer metas claras y fechas límite, y recompensarte por tu progreso.
No te preocupes, todos tenemos momentos de procrastinación. Lo importante es reconocerlo y tratar de retomar el control de tu tiempo y acciones. Puedes retomar tus tareas estableciendo un plan de acción con objetivos claros y recordando la importancia de tus metas.
Espero que estas respuestas te sean de utilidad. Si tienes más preguntas, déjalas en los comentarios y estaré encantado de ayudarte.
Gracias por leer y ¡nos vemos en el próximo artículo!
¡Hola! Soy Sofía, originaria de Argentina aunque actualmente resido en Madrid. Además de mi trabajo como profesora, me encanta viajar, ir a conciertos y, por supuesto, explorar todo tipos de novedades sobre las tecnologías educativas ✨ Espero que disfrutes mis artículos y no dudes en dejarme tus sugerencias en los comentarios ¡Os leo siempre! 😊
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